Un diagnóstico de autismo es un gran cambio de vida. Un diagnóstico erróneo se traduce en pérdida de tiempo, dinero, una medicación inadecuada y un gran sufrimiento mental y emocional para la persona y su familia.
Un diagnóstico preciso nos permite intervenir lo antes posible, mejorar el pronóstico global de las personas con TEA y aumentar su calidad de vida y la de sus familias.